En la oficina el aire se cortaba con cuchillo. “El horno no estaba para bollos”, como solía decir mi mamá cuando mi papá se enojaba. El clima estaba muy denso. La atmósfera era casi irrespirable… Mi jefe andaba con los pájaros volados…
En eso, lo escucho que empieza a gritar. Primero, había dado un portazo, después vinieron una serie de ruidos extraños como cosas que volaban por el aire y se estrellaban contra la pared. Gritaba, pero mucho no se entendía lo que decía. Gruñía. Puteaba sin parar. En eso, escucho claramente que dice:
- ¡La reputísima madre que los parió! Hay que solucionar esto. Hay amparo, no tengo ninguna duda.
No volaba ni una mosca. El silencio era tan profundo que hacía que su voz retumbara por todas las paredes con un eco atemorizante. Estábamos todos paralizados. Sus gritos eran cada vez más ensordecedores. Se escuchó el ruido de algo vidrio que se rompía. Su enojo, seguía traduciéndose en frases llenas de insultos y bronca:
- ¡Ah! Estoy harto. ¡Me tienen los huevos por el piso! Pero hay amparo, estoy seguro. Hay amparo, lo sé, estoy segurísimo. A mí no me van a cagar tan fácilmente. ¡Hay amparo!
Por mi cabeza pasaban miles de pensamientos… Un claro caso de doble personalidad o de identidad múltiple era la de mi jefe. Hasta esa mañana, él era el Sr. González para todos. Firmaba como González los documentos, y hasta incluso, en el D.N.I. figuraba ese nombre. Hoy, en un claro ataque de ira confesó su verdadera identidad. “Hay amparo” se lo escuchó decir varias veces. “Hay amparo, lo sé, estoy seguro”. “I am Paro” confesó. Mañana por la mañana, en lugar de decirle “Buenos días, Sr. González” le diré “Good morning, Mr.Paro”.
2 de septiembre de 2011 – Diario de Maria Pena, hay amputación - I am puta (ción).
Tengo que ponerme a practicar inglés.
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