De los creadores de ¿Qué comemos hoy? y ¿Qué mierda comemos hoy? llega a las salas argentinas Otra vez sopa ,un drama que cuenta la historia de miles de personas alrededor del mundo que no saben qué mierda comer todos los mediodías y las noches de sus vidas. Viven condenados a tener que decidir dos veces al día, desde que nacen hasta que mueren, qué plato pondrán a su mesa en el almuerzo y la cena. Acorralados de por vida, se encuentran condenados a cumplir con una sádica cadena perpetua gastronómica de la cual no hay salida.
La trama parte de una premisa. “Llega un punto en la vida de todo ser humano donde la falta de imaginación vence al hambre y uno se resigna a comer todos los días lo mismo.”
La historia no sorprende, pero su cuota de realismo es indiscutible. Refleja crudamente la monotonía a la que los seres humanos se exponen cotidianamente a la hora del morfi y su desesperación para encontrar nuevas respuestas. Son hombres y mujeres, de diferentes razas, religiones e ideologías, que no saben qué comer en algún momento de sus vidas. El film se torna cíclico, con situaciones poco cambiantes que se repiten de forma casi idéntica en los diferentes hogares. Individuos dirigiéndose a sus heladeras cuando tienen hambre y abriendo sus puertas para ver si encuentran alguna respuesta. Luego, la luz de sus refrigeradores en sus rostros, y la sensación de que nada nuevo hay allí. La puerta se cierra, pero al poco tiempo se vuelve a abrir. La raza humana no se resigna al hambre y los hombres vuelven a abrir sus heladeras esperando encontrar algo nuevo dentro de ellas. Los caminos se angostan, las puertas se cierran y los seres humanos se dirigen compulsivamente a los supermercados o a los almacenes de sus barrios, intentando encontrar allí respuestas a esta encrucijada existencial indescifrable “qué comer”.
La historia es completamente lineal y en el guión escasea la emoción y los giros repentinos en el argumento que tanto cautivan al público mundial. Sus diálogos carecen de profundidad y se repiten las mismas escenas con mínimas variantes: “¿Qué comemos hoy?” “Ni idea.” “Bueno, pero decí algo.” “Lo que quieras.” “No se me ocurre nada.” “Tengo ganas de comer algo pero no sé qué.” “Nunca hay nada en la heladera.”
Pobre y carente de emoción.
Calificación: 1 penita
Apta para mayores de 18 años.
13 de agosto de 2011 – Diario de Maria Pena, a veces quisiera ser perro y que me compren una bolsa de alimento balanceado así ya no tengo que pensar qué mierda comer cada día…
JAJAJJAJAAAAAAAAAAAA!!!! EXELENTE!!!! UNO DE MIS PREFERIDOS LEJOS!!!!!!JAJAJAJAJAJAJAJAJA 10 PENITAS!!!!!!! ME ENCANTOOO
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