martes, 30 de agosto de 2011

La espero en mi despacho

Esta mañana, mi jefe me llamó a su oficina. Siempre me da miedo cruzar esa puerta. Pero, hoy se lo veía feliz, emocionado. Apenas entré, me miró, y con una sonrisa en los labios me dijo:
-          Maria, llevás muchos años trabajando con nosotros. Tu disponibilidad absoluta ha sido determinante para nuestro progreso. Has demostrado mucho compromiso, confidencialidad y eficiencia.  Siempre te has mostrado muy cumplidora con las tareas y órdenes que se te han impartido, pero no por eso, has dejado de lado tu autonomía para resolver conflictos. Eres amable, confiable, dinámica y muy atenta. Creo que ha llegado la hora de…- mi cabeza iba a mil mientras pensaba “que diga AUMENTO, que diga AUMENTO, que diga AUMENTO” - Creo que ha llegado la hora de que formes parte de nuestra familia.
Bueno. No había dicho la palabra aumento, pero estábamos cerca. Una gran ansiedad me asfixiaba por completo. Él, siguió hablando:
-          Y, como a partir de hoy, formás parte de nuestro núcleo más íntimo, quiero darte algo… - ahora, sí, lo iba a decir, iba a decir la palabra mágica  “AUMENTO”  - Quiero darte algo, algo que sé que hace tiempo estás esperando…
¡Basta! Necesitaba ponerle fin a esa tortura. Demasiado suspenso para una sola charla.
De repente, lo vi que caminaba hacia mí. Extendió sus brazos como para abrazarme, pero antes, me tomó la mano y depositó en ella un elemento que no pude ver, porque inmediatamente después de haberlo dejado, cerró mi mano y la sostuvo entre las suyas, como quien acaba de entregar un pequeño tesoro.
-          Toma esto Maria. Ya sólo me queda decirte “Gracias”.
Apenas terminó de pronunciar estas palabras, me abrazó. Se lo notaba muy movilizado.
-          Gracias, doctor. – le dije, sin poder abrir la mano por lo incómodo que me resultaba inspeccionar su regalo frente suyo y continué – Es un honor para mí, que usted me considere parte de su familia.
Le pedí permiso para retirarme y apenas cerré la puerta de su despacho, abrí mi mano para ver qué era lo que me había dado. El sudor nervioso había hecho estragos en mis extremidades superiores. Tenía la mano exageradamente transpirada. Esos segundos fueron interminables. Mis dedos no terminaban más de elevarse para dejarme ver lo que había en la palma. Hasta que lo vi. Estaba ahí, frente a mis ojos. EL ANSIADO “PIN” O PRENDEDOR DE LOS 10 AÑOS DE LA EMPRESA….


30 de agosto de 2011 – Diario de Maria Pena, a partir de hoy,  como ya formo parte de su familia, tengo miedo que, dentro de poco, me digan que como es un negocio familiar, ya no voy a cobrar más un sueldo fijo.

1 comentario:

  1. que diga AUMENTO que diga AUMENTO que diga AUMENTO , tené cuidado que no te diga que como todo AUMENTÓ va a recortar gastos y te va a bajar el sueldo!!!!!
    Te leo siempre. Gigi

    ResponderEliminar