No hay que darle tanta vuelta al asunto. Hoy a la mañana, mientras me cambiaba, descubrí mi verdadera vocación. Allí, justo en frente mío, estaban todas las respuestas a los grandes interrogantes de mi vida. Porque a veces, las soluciones están tan cerca, que no podemos verlas. Cuando las descubrimos, nos damos cuenta de que siempre estuvieron allí, delante de nosotros, esperando simplemente que las viéramos.
Algo similar me ocurrió hoy.
Creo haber visto la luz. Creo haber encontrado mi propio camino. Creo estar parada frente a mi vocación. Creo haber descubierto el motivo de mi paso contingente por esta vida. Creo saber la razón de mi existir. Creo, finalmente, haber visualizado mi TALENTO.
Sí. Así de simple. Y si tiene que desaparecer el blog, que desaparezca. “Mujer sin talentos – Diario de Maria Pena” no va más.
Me siento en el apogeo de mi existencia terrenal. Tengo UN talento tangible…
¡Cuántas veces me ha pasado que al mirar hacia atrás me invadió una sensación de disconformidad con las decisiones tomadas y los rumbos elegidos! ¡Cuántas veces me ocurrió no haber tenido el suficiente coraje para jugarme por aquello que sentía era mi destino!
Hoy lo descubrí, y ya no puedo mirar hacia otro lado y ser indiferente a ese llamado casi espiritual y trascendente, porque sería cómplice de mi propia desgracia o coautora de mi infelicidad.
Tengo cumplir con una misión. Para ello estoy aquí.
Quiero ser como aquellos altruistas que a lo largo de la historia han puesto de lado sus propios intereses para entregarles sus vidas a los demás.
Mi vocación para la ayuda comunitaria fue siempre una llama encendida en mi espíritu. Quiero poder colaborar con los que más lo necesitan. Socorrer a los que están en peligro. Ayudar a aquellas personas que corren riesgo de vida.
Voy a ofrecerme como voluntaria para realizar rescates en el agua. Quiero transformarme en una socorrista y rescatista pluvial. Trabajar en océanos, mares, lagos, lagunas, ríos, arroyos, represas, zonas inundables o hasta incluso charquitos.
Porque no puedo desperdiciar este don con el que cuento. Un par de terribles FLOTADORES en la espalda. Todo alrededor de donde solía estar mi cintura, ahora hay un prominente SALVAVIDAS natural de grasa y adiposidad.
Creo estar en condiciones de asegurar que podría perfectamente trabajar como BOYA HUMANA y ponerme al servicio de la comunidad. ¡Siempre lista!
31 de agosto de 2011 – Diario de Maria Pena, colores a evitar por ahora son el amarillo, el naranja, o cualquier fluorescente o cinta reflectiva por las dudas de que me arrojen directamente al agua (es invierno, hace frío todavía y no me quiero resfriar)
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