Una cuenta pendiente puede convertirse en daga filosa. En puñal que se clava bien profundo, una y otra vez, para recordarnos que está ahí… Como algo inconcluso, a medio terminar, que tortura por dentro.
Un asunto sin resolver es un recordatorio constante de que algo está mal, de que algo quiere salir pero no puede… Algo que debe terminar pero agoniza porque se lo retiene.
Una cuestión sin terminar es un fantasma, que no es pasado ni tampoco presente. Es algo atrapado en un estadío intermedio, que sólo sirve para engendrar culpa y desconsuelo.
Una situación incompleta genera dolor. Quedarse a medio camino es sinónimo de fracaso, pero sobre todo de sufrimiento. Es un angustioso padecimiento sin final acabado.
Sos mi gran cuenta pendiente, mi asunto complicado sin resolver, mi cuestión sin terminar, mi tortura, mi situación incompleta plasmada en un profundo malestar interno. Sos ese dolor que no me deja ver más allá. Es que, desde ayer a la noche, tengo un pedo atravesado en la panza que me está matando. Una puntada dolorosa en el abdomen que cuando salga, estoy segura que se cobra alguna víctima...
14 de octubre de 2011 – Diario de Maria Pena, mujer con algunos temitas que quedaron a medio camino intestinal y que hoy son dagas que se clavan en su pecho, amenazantes y peligrosas.
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