domingo, 5 de junio de 2011

Enamorarse = descerebrarse

 Por lo general, los domingos siempre me sucede lo mismo. Siento que mis huesos ya tienen algunos engranajes oxidados, pero a la vez, hay una parte de mí que se conserva como en la adolescencia, y hace que me siga  reconociendo como aquella niña de 18 años completamente enamoradiza y descerebrada.
Mi ingenuidad para enamorarme de la persona equivocada ha logrado escapar al deterioro que el paso de tiempo ha provocado en mí. Siento que, a pesar de los años, la estupidez para el amor sigue siendo moneda corriente en mi vida.

El estar al pedo hace que me ponga a pensar...
Y tengo que reconocerlo. Sigo enganchada con él. Es increíble la capacidad que tenemos las mujeres de enroscarnos con historias pasadas. No importa qué edad tengamos… Y eso es lo que me pasa hoy. Me puse a recordar cómo fue que nos conocimos...

Acepté salir con él porque me gustaba. Después de esa primera noche, supe que estaba en el horno. Ya no me gustaba, me encantaba. Quedé deslumbrada. Enloquecida. Enganchada. Y esas cosas me pasan. Me pasan siempre…
No podía dejar de pensar en él ni un segundo, obvio. Lo idealicé perfecto. No le faltaba ninguna virtud.
Sentí una química especial entre ambos.
Me transpiraban las manos. Tenía palpitaciones. Mariposas en la panza. No pasaba bocado. Tenía el estómago revuelto.
Llamé a mi amiga. Le conté hasta el más insignificante y aburrido de los detalles de la salida. Todo me parecía importante. Al rato nos vimos y se lo conté todo de nuevo personalmente. Las mujeres, por lo general, llegamos a un punto donde conocemos las historias de nuestras amigas como si las hubiésemos vivido en carne propia de tanto que las repetimos.
Tenía el celular todo el tiempo en la mano por las dudas de que sonara.
Me conectaba y me desconectaba del msn para ver si él estaba conectado.
Entré a su facebook e hice un trabajo minucioso de averiguaciones al estilo “integrantes de su familia”, “amigos”, “vacaciones”, “minitas que más le comentan sus publicaciones”, etc.
Me llamó mi mamá por teléfono y le terminé gritando por algo que no recuerdo. A los cinco minutos me estaba matando de la risa con mi vecina del departamento de al lado que tiene una nena de dos años. Como estaba ansiosa y el tiempo necesitaba ocuparlo con algo, le ofrecí llevar a la nena a la plaza. Una experiencia insufrible. A la media hora estábamos de vuelta.
Estaba histérica. Me vestí sexy por las dudas de que me llamara para vernos de un momento para el otro y no estuviera lista.
Me hice el cavado y la tira de cola.
Me compré ropa interior nueva y más chiquita.
Me reía sola.
Mientras caminaba por la calle miraba atentamente a todos los autos que pasaban por las dudas de que lo viera. Eso no era lo único que me obsesionaba. También, iba buscando en las caras de los transeúntes, si veía a alguno de sus amigos.
Fui a lugares que él frecuentaba para intentar“encontrármelo de casualidad”.
Me taladré la cabeza recordando todas las conversaciones que tuvimos.
Soñaba despierta con el reencuentro. Él estaba en todos mis sueños.
Busqué frases célebres y partes de canciones para mi nick que tuvieran que ver con lo que estaba sintiendo.
Me angustié y me puse a llorar.
Volví a llamar a mi amiga para que me diera un consejo. Le conté nuevamente detalle por detalle todo lo que había ocurrido entre él y yo. Terminé la conversación matándome de la risa, recordando una situación de cuando éramos adolescentes.
Apenas colgué, me puse a llorar otra vez.
Pensé que me estaba volviendo loca y que tenía que ocupar mi cabeza en otras cosas. Puse música y todas las canciones de amor parecían estar relacionadas conmigo. Apagué el equipo e intenté dormir. Imposible.
Salí a caminar otra vez y la paranoia de los autos, sus amigos, familiares y conocidos me persiguió otra vez. Entonces volví a casa y con su recuerdo a flor de piel, me puse a escribir mi diario del día de hoy…

ACLARACIÓN: Esto sucedió hace más de 4 meses y él jamás me volvió a llamar.

5 de junio de 2011 – Diario de Maria Pena, eterna adolescente emocional atravesando el patético ciclo del “enamoramiento” o “descerebramiento transitorio”.


3 comentarios:

  1. enamorarse y descerebrarse por el hombre equivocado es feo pero vivir siendo una descerebrada es peor!!!

    ResponderEliminar
  2. me siento muy identificada con lo ke escribiste!!! es mi historia de amor. todas tenemos una historia de amor asi

    ResponderEliminar
  3. jajajajajaja me encanto leerte, no me siento sola, me doy cuenta que hay MUJERES reales....

    ResponderEliminar