sábado, 14 de mayo de 2011

Utilísima, te cambia la vida


Hoy me levanté renovada y con mucha energía. La famosa frase “Sé tú mismo el cambio que quieres ver en el mundo” me hacía ruido en la cabeza. Fui al supermercado, llamé a una amiga para invitarla a almorzar y me puse a ordenar y limpiar mi casa. Apenas mi amiga llegó, le pedí que se sentara. Tenía algo muy importante que confesarle. Para no alarmarla, le aclaré que embarazada no estaba. Eso descartaba que nada grave me hubiera ocurrido. Me hizo caso sumiso.  La miré a los ojos y sonriendo le confesé:”Necesito un cambio en mi vida. Quiero dedicarme a ser ama de casa”. Ella se agarró fuerte de la silla, evitando resbalarse, ya que estaba a punto de sufrir un soponcio.  El color de su cara cambió de repente. No sabía si creerme o comenzar a reírse.

-          Para estrenar esta nueva etapa en mi vida, acabo de ir al supermercado y me compré una tostadora, entre otras cosas  – le dije.
Ella se mantenía absorta. Sin prestarme demasiada atención me propuso tomar un té. Su intención era claramente cambiar el tema de la conversación. Pero yo, insistente en mi nueva postura, añadí:
-          Sí. Tengo ganas de dedicarme a mi casa. Renovar la cocina, comprarme electrodomésticos nuevos, tener la casa impecable, cambiar las cortinas del comedor...
Ella simplemente me miraba. Su propuesta de tomar un tecito había quedado en el olvido. Yo entendía perfectamente lo que le pasaba. Ella no me imaginaba cortando morrones en julianas,  ni metiendo mezclas en la multiprocesadora; menos cosiendo unas cortinas nuevas ni arrodillada en el baño con guantes de látex limpiando enérgicamente el inodoro. Claramente se notaba que mi gran confidente de toda la vida no sabía si estallar de risa o llorar. Ella me conoce más que nadie en el mundo y sabe perfectamente que yo no tengo término medio.
Me levanté rápidamente, fui hasta la cocina y traje todo lo que había comprado en mi visita al súper: la reluciente tostadora, un arsenal de productos de limpieza que bien no sabía para qué servían y un set completo de indumentaria para el chef que vi de oferta en el supermercado. Ella había enmudecido por completo. Mi entusiasmo inicial era desbordante. Le confesé que me sentía como una primeriza. Claro, mi casa siempre es un caos. Limpio lo justo y necesario, la pila de ropa para lavar siempre supera el metro y medio y lo máximo que me he animado a cocinar desde que vivo sola es un huevo frito y milanesas de soja con ensalada.
Me sentía exultante. Atolondrada y verborrágica, continué explicándole que deseaba hacer un curso de feng shui para equilibrar el ying y el yang en lo que sería mi nuevo hogar, además de algún curso de comida mediterránea.
Mi inminente mutación en un ser doméstico, ahuyentó a mi amiga que fingió haber olvidado algo en el fuego y huyó por miedo a que fuera contagioso.
Yo estaba embalada. Imperturbable y entusiasta, la despedí con un beso y en seguida me puse a correr algunos muebles para limpiar lo que para mí era tierra de nadie; lugares aun inexplorados de mi propio departamento. Mientras limpiaba puse el agua para tomarme unos mates y enchufé la tostadora para estrenarla.
Me imaginaba la casa reluciente y me esmeraba por hacer las cosas lo mejor que podía. Para lograr una limpieza más profunda, mezclé en un balde: agua, detergente especial con desengrasante y lavandina. Inmediatamente del  recipiente comenzó a salir un gas tóxico. Ácido que inhalé y al que ahora, después de que me tuvieran que llevar al médico de urgencia, puedo asegurar que soy alérgica. Para comenzar a narrarles el rosario de penurias que vino después, les cuento que el líquido del balde se derramó y arruiné jean nuevo que tenía puesto. El pan quedó trabado en la tostadora que nunca cortó el calor y terminó prendiendo fuego el cable y explotando el enchufe. Por suerte, mi vecina ya estaba allí y evitó el incendio.  En la guardia del hospital me dieron un broncodilatador inyectable y oxígeno.
Si éstas son las consecuencias de un día dedicado al hogar, no me imagino los riesgos a los que me someteré si me dedico a ser una ama de casa full time…

14 de mayo de 2011 – Diario  de Maria Pena, más que ama de casa, AMA DEL CAOS

3 comentarios:

  1. ¡Espectacular! Por las dudas no me acerco a Maria a ver si se trnasforma en epidemia.
    Tati

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  2. jajjaja!!!!.....hay vecs q me dan esos ataques, pero por suerte queda en solo ataques.....

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  3. Escribes muy bien!! A mí me pasó exactamente lo mismo y termine en urgencias intoxicada.

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