viernes, 29 de julio de 2011

No tengo un pelo de tonta, tengo muchos

Todo en la vida tiene un lado bueno y un lado malo. El desafío es preservarnos equilibrados, evitando que los éxitos se nos suban a la cabeza y los fracasos vayan al corazón…
Hoy, después de bañarme, me miré atentamente al espejo. Saqué una única conclusión. Parezco un mono. Pero un mono bien peludo.  Un gorila embarazado, para ser más exactos. Hace dos meses que no me depilo y le estoy entrando al morfi como si se avecinara el fin del mundo y hay que guardar provisiones para unos cuantos años de malaria.
Hoy, más que nunca, siento que mi cuerpo es un paraíso inexplorado. Bueno, lo de “paraíso” lo puse porque sonaba poético, lo de inexplorado es obvio el porqué. La jungla capilar y la prominente barriga que tengo impiden el ingreso, hasta incluso, del más aventurero y corajudo explorador.
Siento una mezcla de vergüenza, temor y angustia.  Se me hace un nudo en la garganta de sólo pensar que el día que vaya a depiladora, ella corre un gran riesgo de morir aplastada por la montaña pilosa que extraiga de mi cuerpo; o sufrir algún tipo de trastorno respiratorio grave, si llegara a inhalar alguno de mis gruesos pelos rasurados. Mi imagen en pelotas, abriéndome las nalgas en cuatro para la tira de cola, podría dejarle peligrosas secuelas también. Hay que estar psicológicamente preparado para ver algo así.
Ahora, ¿qué tiene que ver esto con la introducción que hice? La respuesta es más que obvia. A ninguna mujer le gusta depilarse y yo hace un par de meses que no me someto a esa tortura. No tener un hombre a mi lado, finalmente tiene un lado positivo.
Me imagino siendo la protagonista de algún comercial bizarro, en el campo, haciendo un desnudo “muy cuidado”, cerrando mis ojos mientras una cálida brisa de frente mueve mi cabellera, e incluso todos los pelos de mi cuerpo, al viento. El efecto flameante de tanto vello en libertad es una imagen que vende autonomía. No logro visualizar de qué producto podría ser, pero creo que la idea es fantástica. Sin dudas, en breve, el éxito llamará a mi puerta y ustedes podrán ver mi vellosidad en la pantalla grande… La fama, amigos, la fama…

29 de julio de 2011 – Diario de Maria Pena… Antes de despedirme, necesito reformular la frase con la cual inicié mi diario de hoy. “Lo peligroso no es que el éxito se te suba a la cabeza, lo difícil, es subirse al éxito, sólo por tener más pelos en el cuerpo que en la cabeza.”

3 comentarios:

  1. ¡OH COMPAÑERA! Te banco en esta y en todas. Hasta hace 20 minutos estaba en el mismo lugar que vos, no sabía discernir si era una mujer o el eslabón perdido entre el hombre lobo y el hombre. Pero hice algo por mi vida y fui a descardarme como debía ser. Ahora me duele todo.

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  2. Una opción DE-SES-PE-RA-DA:

    Cerrar los ojos, agarrar la gillete, abrir los ojos nuevamente porque sino...y darte con la gillete. Cuando apenas empiecen a crecer, ir a someterse a la sádica. Y si te llega a decir "ahhh pero acá te depilaste con hojita" (las muy putas siempre saben), te ofendés y les tirás un muy seguro NO QUERIDA, MIS BULBOS PILOSOS SON ASÍ, CONCHAETUMÁ.

    Ooooooo...empezar la revolución y no depilarnos nunca más.

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  3. Suelo llegar a esos estados con demasiada facilidad! ... Me tengo que depilar si o si cada 2 semanas por cuestiones hormonales ... inevitablemente caigo en el chiste facil y triste de mear para orientar a mi pareja! ...

    TE BANCO 100%...

    Andrea

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