No existe mujer que no haya esperado, en algún momento de su vida, la llegada del príncipe azul; como tampoco existe mujer que no se haya decepcionado durante dicha espera. A su vez, todas, después de insistir en la búsqueda a pesar de los fracasos, un día, se dan cuenta de que ese ser soñado jamás vendrá a buscarlas.
“EL PRÍNCIPE AZUL NO EXISTE”.
“EL PRÍNCIPE AZUL NO EXISTE”.
“EL PRÍNCIPE AZUL NO EXISTE”.
“EL PRÍNCIPE AZUL NO EXISTE”.
“EL PRÍNCIPE AZUL NO EXISTE”.
Y esta frase se transforma en un mantra que acompaña el desengaño y la desilusión. Un consuelo que intenta evitar ilusionarse con falsas expectativas. Un desahogo que permite tener los pies sobre la tierra. Un sosiego para impedir vivir imaginando imposibles…
¡Basta! Me Cansé. Ha llegado la hora de desmitificar tantas habladurías. Mujeres del mundo, creo estar en condiciones de afirmar que el príncipe azul sí existe.
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