PULGARCITO
VERSIÓN TRADICIONAL
VERSIÓN TRADICIONAL
Había una vez un pobre campesino.
Una noche, se encontraba en su casa, mientras se lamentaba hallarse en un hogar sin niños. “Si por lo menos tuviera uno, aunque fuera muy pequeño, no mayor que mi pulgar, sería feliz.”
Finalmente, su deseo se cumplió. Al poco tiempo, tuvo un niño no más grande que su dedo pulgar. Debido a su pequeño tamaño lo llamaron Pulgarcito.
Finalmente, su deseo se cumplió. Al poco tiempo, tuvo un niño no más grande que su dedo pulgar. Debido a su pequeño tamaño lo llamaron Pulgarcito.
Un día, dos extraños que pasaban por su granja divisaron por casualidad a Pulgarcito. Inmediatamente decidieron comprarlo, lo exhibirían en la ciudad y harían fortuna.
Se dirigieron al campesino y le dijeron:
—Véndenos ese hombrecito.
—No —respondió el padre – No puedo permitir que se mofen de mi pequeño.
—Padre, véndeme - dijo Pulgarcito.
—Véndenos ese hombrecito.
—No —respondió el padre – No puedo permitir que se mofen de mi pequeño.
—Padre, véndeme - dijo Pulgarcito.
Entonces, el padre lo entregó a los dos oportunistas a cambio de una buena cantidad de dinero.
Los hombres subieron a Pulgarcito a un auto y se marcharon. A los pocos minutos debieron parar al costado de la ruta por un desperfecto en el automóvil. Apenas el chiquitín tocó el suelo, enfiló directamente hacia un agujero de ratón.
El esfuerzo por intentar sacarlo de allí fue inútil. El niño no salió de su escondite y los hombres se fueron.
Los hombres subieron a Pulgarcito a un auto y se marcharon. A los pocos minutos debieron parar al costado de la ruta por un desperfecto en el automóvil. Apenas el chiquitín tocó el suelo, enfiló directamente hacia un agujero de ratón.
El esfuerzo por intentar sacarlo de allí fue inútil. El niño no salió de su escondite y los hombres se fueron.
Moverse de noche era peligroso, así que Pulgarcito buscó un colchón de heno cerca de allí y decidió a quedarse hasta que amaneciera.
Sin saberlo, Pulgarcito se había quedado a dormir frente al granero vecino a su casa.
Sin saberlo, Pulgarcito se había quedado a dormir frente al granero vecino a su casa.
A la mañana siguiente, una mujer se dispuso a darles el desayuno a los animales. Entre el pasto que recogió estaba Pulgarcito dormido. Al abrir los ojos, el pequeñín se dio cuenta que se encontraba atrapado dentro del estómago de una vaca. Lo peor de todo era que el espacio allí adentro se reducía más y más con el paso del tiempo. Angustiado, decidió gritar con todas sus fuerzas.
La mujer se sobresaltó y corrió a toda prisa hasta donde se encontraba su vecino, el padre de Pulgarcito, y gritó:
—¡Ay, Dios mío! ¡La vaca ha hablado!
El hombre, suponiendo que era obra del diablo, ordenó matar al animal. Al escuchar esto, el diminuto niño comenzó a hacer un enorme escándalo para que lo rescataran.
—¡Querido padre, estoy aquí, en la barriga de la vaca! ¡Soy yo, Pulgarcito!
—¡Al fin! —dijo el padre—¡Ha aparecido mi querido hijo!
Y apenas terminó de pronunciar estas palabras, tomó a la vaca por la cintura y junto a la mujer la apretaron fuertemente para que escupiera al pequeño.
—¡Qué suerte! ¡Qué alegría! —dijo su padre al volver a verlo.
—Sí, padre. He vivido mil desventuras. He estado en la madriguera de un ratón y hasta en el vientre de una vaca. Ahora, me quedaré a tu lado para siempre.
—Y yo no te volveré a vender, aunque me den todos los tesoros del mundo.
La mujer se sobresaltó y corrió a toda prisa hasta donde se encontraba su vecino, el padre de Pulgarcito, y gritó:
—¡Ay, Dios mío! ¡La vaca ha hablado!
El hombre, suponiendo que era obra del diablo, ordenó matar al animal. Al escuchar esto, el diminuto niño comenzó a hacer un enorme escándalo para que lo rescataran.
—¡Querido padre, estoy aquí, en la barriga de la vaca! ¡Soy yo, Pulgarcito!
—¡Al fin! —dijo el padre—¡Ha aparecido mi querido hijo!
Y apenas terminó de pronunciar estas palabras, tomó a la vaca por la cintura y junto a la mujer la apretaron fuertemente para que escupiera al pequeño.
—¡Qué suerte! ¡Qué alegría! —dijo su padre al volver a verlo.
—Sí, padre. He vivido mil desventuras. He estado en la madriguera de un ratón y hasta en el vientre de una vaca. Ahora, me quedaré a tu lado para siempre.
—Y yo no te volveré a vender, aunque me den todos los tesoros del mundo.
Fin
PULGARCITO
VERSIÓN MARIAPÉNICA
Había una vez un pobre fisicoculturista.
Una noche, se encontraba en el gimnasio, mientras se lamentaba haber tomado tantos anabólicos y que su pene ya no le funcionara. “Si por lo menos tuviera uno, aunque fuera muy pequeño, no mayor que mi pulgar pero capaz de darme una alegrìa, sería feliz.”
Finalmente, su deseo se cumplió. Al poco tiempo su pene comenzó a funcionar, pero su tamaño no era más grande que su dedo pulgar. Debido a su pequeña dimensión lo llamaron Pulgarcito.
Finalmente, su deseo se cumplió. Al poco tiempo su pene comenzó a funcionar, pero su tamaño no era más grande que su dedo pulgar. Debido a su pequeña dimensión lo llamaron Pulgarcito.
Un día, dos extraños que se duchaban en el vestuario del gimnasio divisaron por casualidad a Pulgarcito. Inmediatamente comenzaron a reírse de él y decidieron fotografiarlo. Lo exhibirían en internet y harían fortuna:
—Permítenos fotografiar a tu hombrecito.
—No —respondió el musculoso - No puedo permitir que se mofen de mi pequeño.
—Padre, véndeles las fotos - le dijo Pulgarcito a su padre a través de su conciencia.
Entonces, el hombre con músculos de acero y pene enano, lo entregó a los dos oportunistas a cambio de una buena cantidad de dinero y con la condición de que su cara no apareciera en ninguna foto.
—Permítenos fotografiar a tu hombrecito.
—No —respondió el musculoso - No puedo permitir que se mofen de mi pequeño.
—Padre, véndeles las fotos - le dijo Pulgarcito a su padre a través de su conciencia.
Entonces, el hombre con músculos de acero y pene enano, lo entregó a los dos oportunistas a cambio de una buena cantidad de dinero y con la condición de que su cara no apareciera en ninguna foto.
Esa misma noche, el escultural varón de miembro pequeño fue a un boliche y se chamuyó a una mina. Él estaba completamente beodo y ella lo llevó a su departamento. Apenas llegaron, Pulgarcito enfiló directamente hacia un agujero.
El esfuerzo por intentar sacarlo de allí fue inútil. El pequeñito no quería salir de su escondite.
El esfuerzo por intentar sacarlo de allí fue inútil. El pequeñito no quería salir de su escondite.
Moverse de noche era peligroso, así que el hombre buscó un colchón y decidió quedarse en la casa de su amante hasta que amaneciera, además con el pedo que tenía no podía ir a ningún lado.
A la mañana siguiente, la mujer quiso sorprenderlo con el desayuno en la cama. Al abrir los ojos, Pulgarcito tenía ciento cincuenta kilos de mujer que se abalanzaban sobre él. Más que una mujer, eso era una tremenda vaca. El pequeñín intentó esquivarla pero no pudo evitar quedar atrapado bajo su estómago. Lo peor de todo era que el espacio allí abajo se reducía más y más con el paso del tiempo. Angustiado, decidió gritar con todas sus fuerzas pero nadie lo escuchó.
—Ven aquí, penecito. – dijo insinuante la mujer.
—Ven aquí, penecito. – dijo insinuante la mujer.
—¡Ay, Dios mío! ¡La vaca ha hablado! – pensó el chiquilín.
Pulgarcito, suponiendo que todo era obra del diablo, comenzó a hacer un enorme escándalo y logró llamarle la atención a su padre para que lo rescatara.
—¡Querido padre, estoy aquí, debajo de la barriga de la vaca! ¡Soy yo, Pulgarcito!
—¡Al fin! —dijo el hombre—¡Ha aparecido mi querido hijo!
Y apenas terminó de pronunciar estas palabras, tomó a la vaca por la cintura y la apretó fuertemente contra su cuerpo para que el pequeño “escupiera”.
—¡Qué suerte! ¡Qué alegría! —dijo la mujer después de que el pequeño lo hiciera.
—Sí, mujer. He vivido mil desventuras pero mi hijo Pulgarcito ha despertado. Ha estado en tu madriguera y hasta ha sido aplastado por de tu vientre de vaca. Ahora, me quedaré a tu lado para siempre.
—Y yo no volveré a tener que comprar imágenes por internet para consolarme. Mmmmmm… Ahora que lo menciono, a Pulgarcito le veo cara conocida…
Pulgarcito, suponiendo que todo era obra del diablo, comenzó a hacer un enorme escándalo y logró llamarle la atención a su padre para que lo rescatara.
—¡Querido padre, estoy aquí, debajo de la barriga de la vaca! ¡Soy yo, Pulgarcito!
—¡Al fin! —dijo el hombre—¡Ha aparecido mi querido hijo!
Y apenas terminó de pronunciar estas palabras, tomó a la vaca por la cintura y la apretó fuertemente contra su cuerpo para que el pequeño “escupiera”.
—¡Qué suerte! ¡Qué alegría! —dijo la mujer después de que el pequeño lo hiciera.
—Sí, mujer. He vivido mil desventuras pero mi hijo Pulgarcito ha despertado. Ha estado en tu madriguera y hasta ha sido aplastado por de tu vientre de vaca. Ahora, me quedaré a tu lado para siempre.
—Y yo no volveré a tener que comprar imágenes por internet para consolarme. Mmmmmm… Ahora que lo menciono, a Pulgarcito le veo cara conocida…
Fin
14 de junio de 2011 – Diario de Maria Pena, la gorda del cuento no era yo… ¡Qué lástima!
jajajajajaajajaj es genial asi nomas te digo!
ResponderEliminarquiero de lo que vos fumás!
ResponderEliminarEsTo MereCe Una EditoRial!!!
ResponderEliminarMAria! Sos unaa Capa!!!
(posta te lo digo, Sacate un Librito!)
Eso estuvo bueno...
ResponderEliminarJajajaja (X
Grande MariaPena!
XD