Terapias Alternativas

Ya estoy bien. Equilibrada. Armonizada. Estable…

Después de mi brote de furia del día lunes, hoy estoy disfrutando de los beneficios del Arte de la Meditación. Ayer, de camino al laburo, entré a una librería y me compré el libro “El Arte de Vivir”. Deseo convertirme en un Ser Zen, practicando diariamente la gran sentada de los Budas para armonizarme, fundirme con todo el universo y seguir el orden cósmico.

Ya en la oficina, una compañera me recomendó que hiciera un curso de PNL (Programación Neurolinguística) “La vida es, literalmente lo que piensas de ella. Las técnicas de excelencia personal te brindarán las  posibilidades de influenciar sobre tu mapa y el de los demás”, me dijo. Ya no hacía falta que me añadiera nada más. Reservé mi vacante telefónicamente de inmediato. Empiezo el jueves.

Ya de vuelta a casa, pasé por una farmacia y me compré 2 frasquitos de Flores de Bach. Le expliqué mi situación a la farmacéutica que ofició de terapeuta y me dio Holly-Acebo (para personas que no comprenden el entorno y reaccionan con enojo, ira y rabia) y Honeysuckle-Madreselva (para quienes no pueden desprenderse de su pasado y sienten una nostalgia enfermiza) Me bajé un frasquito entero del pico antes de llegar a casa y me guardé el otro para cumplir con la prescripción médica.

Esa misma tarde tomé clases de Tai Chi Chuan, me practicaron masaje Shiatsu e hice Reiki. Ahí mismo, me sugirieron una Terapia con los Chakras para desbloquear mis centros fluídicos en la cual también me inicié.

A la noche, una amiga me invitó a participar de una armonización con sonidos, cuencos tibetanos y tambores chamánicos. Quedé como nueva.

Volví tarde a casa. En el puesto de revistas de la puerta del depto, me compré un libro de Mandalas y Cromoterapia y me pasé más de 3 horas coloreando círculos y formas.

Antes de irme a dormir, indagué por internet lo que era “La Kabbalah”, “El Biomagnetismo”, “El Kundalini Yoga” y “La Fitoterapia”.

SOY OTRA.  ¡Adiós antigua Maria Pena! ¡Bienvenida nueva Maria Pena! Estoy mucho más tranquila. Feliz. FEliz. FELiz. FELIz. FELIZ. Desbordo felicidad y armonía…

Lo único que me jode es que cuando te ven bien, parece que a los demás les molesta. Justo antes de irme a la cama, suena el teléfono. Era mi compañera del trabajo. La que me recomendó el curso de PNL. Charlamos un rato y le conté cómo había sido mi día y lo plena y exultante de felicidad que me sentía. Ella no soportó oír tanta belleza y me sugirió que YO podría estar sufriendo trastornos de bipolaridad.

¿Yo? ¿Bipolar? ¡Por favor! Otra víbora envidiosa en mi vida. La caradura me acusaba de estar sufriendo trastornos en mi estado de ánimo. Fluctuaciones entre la excitabilidad y la depresión. ¿A mí? Justo a mí, que estaba estrenando el estado Zen, y otras varias terapias alternativas más en mi vida. Entonces le grité:

-         No te vas a salir con la tuya, maldita prostituta trepadora. ¡Andá a acusar de bipolar a tu abuela! Se nota que querés escalar posiciones en la oficina y me querés fuera de la cancha…

25 de mayo de 2011 – Diario de Maria Pena. Subibaja de emociones, puede ser. Bipolar, jamás.