Muchas anécdotas me quedaron de estos 9 días de agonía intestinal, pero la más cómica de todas tiene que ver con el día en que me vino a cuidar mi adorable hermanito menor. Vómitos, colitis, retorcijones, estado emocional deplorable y mi bendito hermano con su "humor inteligente" que me viene a dar una mano.
Mi cara demacrada, más que una cirugía pedía un trasplante.
Sin remedio que me hiciera efecto, vuelvo a llamar a mi médico para que me atendiera a domicilio. Tres horas después estaba en mi casa. Apenas lo veo le explico que aparte del dolor de panza, las nauseas y la diarrea de los últimos 6 días, ahora también tengo acidez; una sensación de que algo me sube del estómago hasta cuello todo el tiempo, sube y baja, sube y baja.
Mi clínico me escuchó atentamente, me revisó y me pidió que me pusiera boca abajo para darme una inyección que pusiera fin a mi pesar gástrico. Me dejó una nueva lista de medicamentos para comprar en la farmacia y se despidió cortésmente, señalando una vez más, que cualquier cosa nueva lo llamara.
Mi hermano lo acompañó hasta la puerta. Cuando volvió a la habitación le pregunté preocupada si mientras el médico me estaba dando el inyectable se había escuchado u olido el pedo que me tiré al ponerme de espalda.
Mi hermano se empezó a reír y me dijo:
- Yo no escuché ni olí nada. ¡Menos mal! Y por suerte, ya está todo solucionado entonces.
Lo miré sorprendida. - ¿Lo decís por la inyección? – le pregunté.
- No precisamente. Ya no hay más duda. Lo que tenías era un pedo indeciso. Con la cara de culo que tenés hace varios días, el pobre no sabía por dónde salir. Anduvo dando vueltas por tu cuerpo y finalmente se decidió a emerger por el lugar correcto. Estás salvada. La gastritis ha empezado a mermar. Era sólo cuestión de tomar la decisión correcta.
10 de mayo de 2011 – Diario de Maria Pena, mujer de tripas indecisas…
Tus escritos son MUY BUENOS y reales!!!!! Me identifico contigo María Pena!!! Vanesa
ResponderEliminarComo a de abre sufrido ese pobre calzoncito ufff
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