viernes, 29 de abril de 2011

Metamorfosis


Varias veces me sentí igual que un insecto.
Por momentos…
Luminosa como un bichito de luz, hermosa como una vaquita de San Antonio, musical como un grillo, libre como una libélula…
Pero también…
Fea como un bicho canasto, desagradable como una cucaracha, insignificante como un piojo, densa como una mosca, aplastada como un mosquito,  atrapada como un gusano, cobarde como bicho bolita, pegajosa como una babosa, peligrosa como el dengue, deforme como el bicho palo, negreada como hormiga obrera, ciega como una lombriz, engañada como a un cascarudo…
De todas estas metamorfosis me quedo con la de la niña del video… Quiero ser abeja y animarme a volar como lo hizo ella… 
                                                                     
29 de abril de 2011 – Diario de Maria Pena. ¡Kafka un poroto al lado mío!

miércoles, 27 de abril de 2011

Preparen, apunten, ¡fuego!

Es inevitable para mí mostrarme desde adentro. Mi esencia me permite dejar al descubierto mi interior y que fluya…
¡Nunca mejor usada una frase para comenzar un relato! Esa imagen de mi interior brotando cual manantial caudaloso…
Tarde fresca de verano. Como no teníamos un peso, el destino elegido para nuestras vacaciones fue el Delta del Tigre en carpa. Picaduras de todo tipo de insectos. Barro desagradable entre los dedos de los pies. Olor a podrido en la ropa, en el cuerpo y en el pelo. Insomnio causado por la combinación de incomodidad, calor, humedad, ruidos y música. Sarpullido y picazón. El panorama no era muy alentador…
Primeras y únicas vacaciones con el que fue mi tercer ex novio.
Segundo mes juntos.
Tercera noche sin dormir bien.
Cuarto día en el delta sin poder relajar los intestinos (una forma delicada de decir que ni en pedo iba a poder cagar en esos vestuarios mugrientos)
Aburrimiento al por mayor. Abundaba la tranquilidad. De tanta pasividad ya me había empezado a estresar. Sin nada para hacer, me fui a la carpa para intentar dormir una siesta. Quería aprovechar esa brisa fresca que soplaba por primera vez desde que habíamos armado campamento. Después de un rato en aquel habitáculo de tela sintética logré relajarme. Estaba muerta. Lo máximo que había logrado dormir eran 3 horas seguidas la noche anterior. El cansancio me venció. Me dormí profundamente. Logré aflojarme. Tan, pero tan relajada estaba que sólo logré despertarme a causa de un ruido ensordecedor que ocurrió a centímetros de donde me encontraba. Fue un terrible pedo metralleta que me gatilló el orto. Una bulliciosa flatulencia.  Una vivaz ventosidad. Un escandaloso viento salido del ano. Una ametralladora con fragancia a culo. ¡Era lógico! Cuatro días comiendo comida chatarra y sin poder destapar las cañerías. ¡El descorche fue estridente! Lo primero que pensé fue “¡Ojalá que no lo haya escuchado nadie!” Rogué que todos los acampantes estuvieran lejos del lugar donde se había producido la fuga de gas…
El olor era insoportable. Nauseabundo. Me levanté sobresaltada y con la necesidad imperiosa de tomar una bocanada de aire puro que me permitiera respirar. El oxígeno escaseaba. Sólo se inhalaba hediondez. Al abalanzarme hacia la entrada de la carpa vi el cuerpo de mi ex recostado en la otra punta del iglú mirándome pasmado. Ahí recién caí que no había estado sola al momento de la detonación intestinal. Él parecía inmóvil. Como si el tufo y el ruido lo hubieran dejado perplejo y casi sordo después de la explosión.
Situación irremontable a la que me enfrentaba. No había a quien echarle la culpa, no había forma de intentar disipar el olor, ya nada podía hacerse…
Ni siquiera el mejor par de tapones para oídos, ni la más sofisticada mascarilla antigas hubieran servido. El daño ya estaba hecho…
Esa misma tarde decidimos volver a casa. En la lancha colectivo de regreso, él ya había decidido dejarme… Había resuelto no exponerse a nuevos peligros. Soldado que huye, sirve para otra batalla. Se consideraba un sobreviviente…

27 de abril de 2011 – Diario de Maria Pena, mujer de ciudad fanática del Activia.

martes, 26 de abril de 2011

Aprender y entender

“En la juventud aprendemos, en la vejez entendemos.”
Hermosa frase de Marie von Ebner-Eschenbach que me lleva a una sensata reflexión: “Lo único que aprendí a lo largo de mi vida y ahora entiendo es que soy demasiado joven para tener más de treinta años.”

26 de abril de 2011 – Diario de Maria Pena, mujer que aprendió y ahora entiende…

domingo, 24 de abril de 2011

¿Cómo estás tanto tiempo?

“¡No vas a lograr desestabilizarme emocionalmente una vez más, maldito cretino!” Pienso cada vez que mi ex reaparece, pero inmediatamente después, caigo a sus pies como un estúpido chorlito…
A ver, levante la mano quien no tiene en su haber un ex que se haya comportado como un gusano, sádico y pervertido; un ex que te haya seducido y abandonado. Ninguna. Bueno, como era de esperar, no existe mujer que esté exenta de esta adorable experiencia afectivo-destructiva. Los famosos HIJOS DE PUTA.
Ahora, a ver, levante la mano quien recibió un mensaje de su ex diciendo “Hola, sé que tal vez no debería escribirte, pero sólo quiero saber cómo estás.” Irónico, ¿no? Todas. Veo infinidad de manos que se alzan al aire deseosas de compartir sus experiencias.
Estadísticamente, dicen que quien recibe este encantador mensajito es la persona abandonada, dejada, renunciada, resignada, apartada, cedida, desertada, plantada, desistida, depuesta, desmantelada, vaciada… En fin, mi estado natural…
Bien, mi pregunta entonces es: “¿Qué mierda busca un hombre al enviar este mensaje?”
Me imagino miles de posibles respuestas como “cagarte la vida una vez más”, “inflarte soberanamente los ovarios hasta verlos estallar en mil pedacitos” y “pisotearte tu patética existencia destruyendo nuevamente tu devaluada autoestima”.
De lo que sí estoy segura es que lo que menos quiere o necesita ese despreciable protozoario es “saber cómo estoy”.
Buscando explicaciones menos sacadas, también puedo encontrar estos significados:
“Quiere saber si sigo sufriendo por su amor, si sigo enganchada con su recuerdo.”
“No se banca que ya no esté pensando en él.”
“No esperaba que yo dejara de rogarle y lo olvidara.”
“No quiere volver, pero quiere tenerme cerca.”
En fin, lo único que busca es desarrollar una vez más el arte de arruinarme la vida. Pero como soy una lastimosa desdichada alma en pena, siempre caigo en la misma trampa. Muerdo el anzuelo cual eterna devota de la falta de razonamiento a la hora de las cuestiones del corazón. Fanática de la propia humillación y eterna reincidente en los fracasos amorosos respondo: “Extrañándote… pienso en vos todo el tiempo. ¿Nos vemos?”
Como respuesta recibo, casi de forma inmediata un “no te confundas, yo no quiero volver, sólo quería saber cómo estabas” o la conversación vía mensaje de texto se termina abruptamente y no recibo más señales de él.
Como para ir cerrando este apasionante tema, me gustaría dejarles una última reflexión: ¿Es el hombre por esencia o naturaleza de género un hijo de puta y la mujer una boluda? Para pensarlo, ¿no? Debatan…

24 de abril de 2011 – Diario de Maria Pena, mujer boluda a la enésima potencia.

sábado, 23 de abril de 2011

¡Flor de pena!

No existe en el mundo, situación más embarazosa que cuando un hombre y una mujer están en su primera o segunda cita y se acerca el eternamente INOPORTUNO  vendedor de flores.
Se aproxima lento pero seguro, con paso firme y decidido a cumplir con su misión. Luce siempre una intimidatoria e inescrupulosa sonrisita aparentemente inocente. El maldito mercader se siente un paladín de la justicia; pero en realidad, es un villano que se esconde detrás de un par de claveles, cuyo único propósito es desenmascarar las carnales intenciones de ese hombre que te acompaña.
Y ahí está. La prueba de fuego. Me imagino yéndome del boliche victoriosa, con el ramo en la mano, embriagada por esa sensación de triunfo sólo comparable con conseguir el ramo de la novia o el anillo de la torta en un casamiento. Una señal del destino. Pero el villano de la fotosíntesis me enfrenta una vez más, a ese hombre que finge no verlo y disimula un ataque de tos o una repentina necesidad de ir al baño.
 ¡Jamás! Jamás me han dado siquiera un ramillete de globos para repartirlos en un hogar de niños huérfanos, menos un ramo de flores en un encuentro amoroso.

23 de abril de 2011 – Diario de Maria Pena, mujer que sólo sostuvo flores entre sus manos con tarjetas que decían “QEPD” en velorios varios.

miércoles, 20 de abril de 2011

Amor eterno

El otro día me preguntaron si creía en el amor eterno.
¡Ay! ¡Pero por favor! No me vengan con preguntas tontas. ¡Obvio que creo!
¡Cómo no voy a creer en algo que me pasa cada vez que un hombre me toca, me besa, me sonríe, me roza sin querer o simplemente me pregunta dónde para el colectivo 60!

Por las dudas, quiero dejar en claro que también creo en el amor a primera vista, en el amor platónico, en el amor prohibido, en el amor a distancia, en el amor de película, en el amor ciego, en el amor de verano, en el amor oculto, en el amor imposible, en el amor virtual, en el amor salvaje, en los amores que matan y hasta en el amor propio…

20 de abril de 2011 – Diario de Maria Pena (si está necesitada, que no se note)

martes, 19 de abril de 2011

¡Síganme!

¡No tendré talentos pero este mes arranqué con todo! Ya tengo blog, msn, facebook y ahora también twitter @penasintalentos 
¡Síganme, no los voy a defraudar! (Frase algo trillada pero que garpa siempre)
Me queda comprarme un par de bombachas de algodón (porque las que tengo no dan más), hacerme cavado y tira de cola, cambiar el cepillo de dientes, pagar la cuota de la compu y por este mes estoy hecha. Me gusta ir tachando cosas de la lista.

19 de abril de 2011- Diario de Maria Pena, mujer sin talentos pero con una vida virtual de la puta madre.

lunes, 18 de abril de 2011

Jaqueca al cuadrado

Mi ex novio era un hombre común y corriente. Soltero. Sin hijos. Tenía un laburo rutinario, que no le demandaba demasiado esfuerzo y le permitía llegar a fin de mes. No tenía grandes problemas; tampoco muchas luces, ni ideas, ni era muy lindo que digamos. Pero bue… era “bueno” y con la falta de hombres que hay hoy en día, a mí me alcanzaba y sobraba.
Al poco tiempo de conocerlo, empezó a sufrir dolores de cabeza ligeros que fueron aumentando de intensidad hasta llegar a ser insoportables.
Yo parecía el hombre en la pareja. Cuando por las noches me mostraba insinuante y deseosa de apoderarme de su cuerpo, él me respondía: "Hoy no mi amor, se me parte la cabeza."
Durante más de 11 meses este fue el anticonceptivo que más usamos. La cefalitis tiene un 100% de eficacia en la prevención de embarazos.
Un día mi paciencia llegó a un límite. Hacía un año que estábamos juntos y creo que me alcanzaban los dedos de la mano para contar la cantidad de veces que habíamos consumado “el hecho”.
Tras que él no tenía demasiados recursos intelectuales, empezó a hacer agua en todos lados debido a su dolor; y fue así, que se decidió ir al doctor.
Su médico lo examinó cuidadosamente y le explicó que sufría de una rara condición en la que sus testículos le estaban oprimiendo la base de su columna vertebral, y eso era lo que le causaba el dolor de cabeza. Sugirió además que la única manera de remediarlo era extirpándole sus testículos.
Como todo semental reproductor, él salió horrorizado del consultorio. No los usaba demasiado, pero que a nadie se ocurriera tocarle su virilidad.
A esa altura, la verdad, a mí me daba lo mismo que tuviera o no tuviera los huevos colgando. Si total, nunca los usaba.
Estuvimos juntos 3 meses más después de aquella consulta con el especialista., después nos separamos.
Hace poco tiempo me encontré con un amigo en común que me puso al día con las noticias de mi ex. Me contó que los dolores de cabeza no se le habían ido nunca pero que había aprendido a convivir con ello. En cuanto al laburo, andaba igual que siempre y con respecto al amor, hacía un par de meses se había puesto de novio con una chica que conoció por facebook.
Cada tanto me acuerdo de él. Para siempre guardaré el recuerdo de haber estado compartiendo mi vida con un hombre que casi queda registrado en el libro de los Records Guinness por ser el primer espécimen de la raza humana con dos cabezas al pedo, sin uso, el doblemente descerebrado. El famoso macho BI-ACÉFALO. ¡Digno de un personaje de circo!

18 de abril de 2011 - Diario de Maria Pena, mujer sin talentos, con sólo una cabeza y muchas fantasías.

sábado, 16 de abril de 2011

Tres series de quince

El rollito de la espalda, el abdomen prominente, el colgajo de los brazos, el culo poceado y la celulitis en las piernas. Toda mujer de más de 30 años debe aprender a convivir con ellos aunque siempre existe la fantasía de que algún día una MÁGICA CURA llegará.
Cansada de esperar el milagro, me decidí y llamé al gimnasio de la vuelta de mi casa e hice mi reserva con un personal-trainner llamado Nico.
Lunes
Empecé mi día bien temprano. Mi idea era ir primero al gimnasio y de ahí al laburo. Fue bastante difícil levantarme, pero todo cambió cuando lo tuve a Nico delante de mis ojos. Morocho, musculoso, bronceado, hermosa sonrisa de dientes blancos…
El bombonazo me hizo un tour por todo el lugar, me mostró el área de aparatos, el salón de yoga, el spa, la pileta, los vestuarios. Yo deseaba que fuera el edificio más grande del mundo para que la excursión no terminara nunca. Le hice todo tipo de preguntas estúpidas que me garantizaban su exclusividad aunque fuera por un rato por ser la alumna nueva.
Comencé con una clase de spinning. No tenía idea lo que era, pero como él era quien la daba me pareció una idea genial. A los 10 minutos de empezar sentí que el corazón me iba a salir eyectado del pecho. Creo que él también se dio cuenta, paró la clase y delicadamente, tomó mi mano para tomarme el pulso. Me ordenó que parara inmediatamente y que caminara un rato para bajar las revoluciones. Yo le eché la culpa a él, su mirada y sus glúteos redondeados.  ¡Qué más podía esperar! Yo estaba completamente fuera de estado y además hacía más de 5 meses que nadie me tocaba  ni con un palo.
Martes
No me podía despegar de la cama. Me dolían hasta las muelas. Pero Nico me estaba esperando. Me depilé las cejas, me encremé hasta los tobillos, me puse perfume por todo cuerpo y salí.
Nico me recibió con su increíble sonrisa y un beso que aceleró nuevamente mis pulsaciones, aun antes de empezar con los ejercicios. Me pidió que me recostara boca arriba para hacer abdominales. ¡ABDOMINALES! Si Thalía se había sacado las costillas flotantes para parecer más delgada yo proponía extirparme los abdominales para sacarlos de mi cuerpo; hacía más de 10 años que no los usaba, ya creía que los había perdido.
En un momento llegué a pensar que ese ejercicio debía ser incluido dentro las 10 torturas más dolorosas del mundo. Pero allí estaba él. Esperándome cada vez que yo despegaba mi cuerpo del piso con su aprobadora sonrisa y esos tiernos guiños cómplices que me realizaba... ¡Me sentía renovada! ¡Cómo nueva!
Miércoles
La única forma de levantarme de la cama fue muy despacio y de costado. Hasta en un momento llegué a pensar en comunicarme con el cuerpo de bomberos de la zona o contratar una grúa para sacarme de la cama.
Hernia inguinal. Mínimo. Hasta cuando respiraba me dolía la panza.
Pero no me di por vencida. Caminar esa cuadra y media se transformó en casi una aventura épica. Debía luchar contra todo tipo de dolores musculares en lugares que yo desconocía de mi propio cuerpo.
Nico me había prometido que me ayudaría a ponerme en forma y a disfrutar más de la vida... Yo ya había empezado a sospechar.
Esa mañana cuando lo vi, noté que me estaba esperando con sus dientes de vampiro y su sonrisa me hizo acordar a la de Jack Nicholson en Batman. Hicimos espalda, hombros y brazos. Me dolía hasta el apellido y hasta creí que me había vuelto inmune a los efectos de los analgésicos.  
Jueves
 No pude evitar llegar media hora tarde. Atarme las zapatillas me llevó más de 20 minutos.
El cheto de Nicolás me puso a saltar la soga pero apenas se distrajo, salí corriendo a esconderme en el vestuario de las damas. Mandó a otra entrenadora a buscarme y como castigo, me puso a trabajar en la máquina de remo. Yo ya estaba hundida.
El maldito me mandó a la nutricionista, una flaca de porquería que me dio una cátedra de alimentación sana y que, seguramente, no tenía idea de lo que es morirse de hambre.
Viernes
Odio al hijo de puta de Nicolás más que a cualquier otro ser humano que haya odiado en la historia del mundo. Estúpido, superficial, versero, falso, mujeriego, mononeuronal y desgraciado. Si existiera una parte de mi cuerpo que pudiese mover sin un dolor desesperante, lo ahorcaría para que sintiera en carne propia lo que es quedarse sin aire.
Apenas llegué al gimnasio, me propuso hacer de nuevo abdominales. ¡YO NO TENGO ABDOMINALES! ¡SÓLO GRASA ABDOMINAL! Jamás lo entendió y siguió insistiendo.
Esa tarde, falté a la oficina. Mi cuerpo agonizaba.
Sábado
El hueco anormal de Nicolás dejó un mensaje en mi celular con su voz de sex-symbol de cabotaje preguntándome por qué no fui hoy. Sólo de escucharlo me dieron ganas de tirar el aparatito a la mierda, pero no tenía fuerza ni para levantarlo de la mesita de luz…
No me animaba siquiera a pensar por miedo a que eso involucrara algún tipo de músculo.
Prometí  nunca más volver a pisar ese infierno creatina, suplementos energéticos, aminoácidos y esteroides anabólicos…
Ya estaba curaba.

“FELICES LOS GORDOS Y LAXOS PORQUE DE ELLOS ES EL REINO DE LOS CIELOS”

16 de abril de 2011 – Diario de Maria Pena, mujer fláccida y laxa. ¡A mucha honra!

viernes, 15 de abril de 2011

El doctor, su esposa y su hija

Casi todas las mujeres coincidimos que estar indispuesta no es nada agradable.
Pero todas, absolutamente todas, afirmamos con seguridad que si hay algo que nos fastidia más que estar indispuestas es que nos pregunten si estamos “en esos días” cuando nos ven de mal humor.
¡Cómo olvidar la frase con la que mi ex novio me dio la bienvenida al hogar marital aquella fría noche de invierno! Logró, con una simple combinación de palabras, que el terremoto de Caucete del año 77 fuera un poroto comparado con la furia natural femenina que desató después de su comentario.
Eran las 9 de la noche. Yo no había tenido un buen día. Mi jefe había estado insoportable y mi cuerpo estaba atravesando el primer día del ciclo menstrual. Las ojeras las tenía por la cintura y el dolor de ovarios por la garganta.
Aun estaba con el picaporte de la puerta en la mano, cuando siento la mirada de mi ex desde el sofá clavada en mi espalda. Ni siquiera se dignó a esperar a que mi cuerpo masacrado por el cansancio ingresara al departamento y me preguntó:
-¿Qué comemos gorda? ¡Dale apurate que tengo un hambre!
Para evitar conflictos, simulé que no lo había escuchado.
Creo que mi indiferencia y su falta de diplomacia fueron la combinación perfecta para comenzar con la detonación.
Mirándome burlonamente me dijo:
-¡Ah, bueno! Por lo que veo no viniste sola. Estás acompañada por el “Doctor Rojas y su esposa Dolores” – e irónicamente agregó – ¡Hacía como un mes que no los veía!
Ese paralelismo metafórico encendió la mecha. Parecía que mi amorcito estaba muy afilado esa noche y mis hormonas alteradas decidieron responderle sin demasiados preámbulos:
-¡Pero qué sorpresa! ¡Mirá mi amor, no vinieron solos! Trajeron a su hija “Manuela”. ¡La única que te puede hacer compañía hoy a la noche!
Pasamos una velada memorable. Yo con el doctor y su esposa, y él junto a su fiel amiga de la adolescencia…

15 de abril de 2011 - Diario de Maria Pena, paciente del doctor Rojas.

jueves, 14 de abril de 2011

100% actitud

"Es preciso elevarse con las alas del entusiasmo y las ilusiones para despegarnos del suelo. Desplegar nuestras alas llenas de deseos. Si se razonan los sueños, no se volará jamás. Prefiero los errores del frenesí a la indiferencia de la sabiduría".

14 de abril de 2011 - Diario de Maria Pena, mujer alada, entusiasta, soñadora, poco razonable y carente de toda sabiduría.

miércoles, 13 de abril de 2011

Una vez al mes

Reunión de amigos en casa. Sábado a la noche. Sobremesa.
Las mujeres en la cocina. Una lavaba los platos, la otra secaba, la otra enjuagaba, la otra acomodaba, etc.
Los hombres en el comedor. Uno hablaba, el otro escuchaba, el otro escuchaba, el otro escuchaba, etc.
Desde lejos escucho a mi ex, que para demostrar su innegable sentido del humor ácido e inteligente, hace la siguiente pregunta a los machos que lo rodean: "¿Qué es lo que tiene una mujer una vez al mes y le dura tres o cuatro días?"
Los demás especímenes viriles comienzan a reirse, ya esperando el remate con olor a testosterona en estado puro. Mi ex sonríe, me ve que me voy arrimando hacia él, me toma de la cintura (como todo macho que marca su territorio) y dice: " Una vez al mes y dura tres días... en una mujer... ¡el sueldo del marido!".
Sus amigotes estallan al unísono en una carcajada. Yo los miro y agrego: "Sí, sí, el sueldo del marido y... ¡la menstruación!"
Ellos me miran como con asco. La palabra "menstruación" es practicamente un vocablo prohibido dentro del léxico de un semental.
Yo, disfrutando de la incomodidad que mi hermosa palabra había causado en esa tan varonil conversación, agrego: "Y aunque estemos a fin de mes mi amor, me indispuse ayer, así que dame plata para toallitas y tampones".
Fin de la fiesta.

13 de abril de 2011 - Diario de Maria Pena, mujer sin talentos, que además menstrúa todos los meses...

martes, 12 de abril de 2011

La culpa de todo

Una vez, de madrugada en un bar, una amiga me dijo al oído: "Envidio a la gente que bebe. Al menos ellos tienen a qué echar la culpa de todo".
Como siempre me caractericé por ser una persona muy contenedora y asertiva le dije: "No envidies más. Eso no te conduce a nada. No te detengas en lo que te falta. Todos tenemos una madre. Échale la culpa de todo a ella".

12 de abril de 2011 - Diario de Maria Pena, mujer, amiga e hija de...

lunes, 11 de abril de 2011

Insisto


"La estupidez insiste siempre".
Ayer a la noche me fui a dormir con esta frase de Albert Camus en la cabeza. Y como mi mente laberíntica me conduce a todo tipo de reflexiones, terminé recordando otra famosa cita del escritor Edgar Allan Poe: "La estupidez es el talento para la equivocación".
Apoyé mi cabeza en la almohada con alivio y cerré los ojos mientras respiraba tranquilidad en estado puro.
¿Será este mi talento?

11 de abril de 2011 - Diario de Maria Pena. Mujer sin talentos, excepto para las equivocaciones recurrentes...

sábado, 9 de abril de 2011

¡Qué pena!

Hola, mi nombre es María Pena pero no me gusta dar lástima.
Soy fea y bipolar;  tengo celulitis, flacidez y falta de tonificación en los brazos, estrías en el culo y algunas en las tetas aunque no se noten mucho; soy narigona igual que mis hermanos y antepasados paternos; tengo el dedo chiquito del pie izquierdo igual al de la Mole Moli porque me lo quebré jugando al handball; no tengo ni BlackBerry ni ningún otro Smartphone; no sé bajar programas de internet; de la teta izquierda me sale un pelo horrible, negro y grueso que me lo tengo que sacar cada dos por tres; desafino cuando canto y no sé tocar ningún instrumento; me da fiaca depilarme las piernas en invierno y mis axilas parecen las de una francesa si no me pongo musculosas; soy celosa y envidiosa; siempre me quedan restos de comida entre los dientes de adelante después de comer; de la nariz se me asoman moquitos secos a cada rato; más que sensible soy llorona; menstrúo cada 25 días y seguro se me manchan las bombachas porque me viene mucho; me como las pielcitas de los dedos de las manos; soy patética cuando me enamoro con claros problemas de autoestima; tenía un hongo en el dedo gordo del pie izquierdo pero con un tratamiento de iodo localizado y antibióticos me lo curé; no sé cocinar; mis orejas son dignas de ser comparadas con las del pequeño Dumbo; tengo 2 pernos y coronas por piezas dentarias que me sacaron; no califico en ningún banco para que me otorguen un crédito ni préstamo personal; sufro de hemorroides; hablo gritando e incomodo a cualquiera con mi risa de caballo; del orificio nasal izquierdo me sale un pelo oscuro que crece increíblemente rápido; preparo horrible el café; me cuesta levantarme a la mañana; soy re cabezona; tengo pediculosis; no vivo en un barrio privado, es más, no tengo ninguna propiedad, alquilo; soy obsesiva, perfeccionista, egocéntrica y bastante ciclotímica; prefiero decir que voy al “gimnasio” y no al “gym”; no tengo swing ni ritmo para bailar; a la mañana tengo mal aliento; mi ombligo es enorme y parece un cráter en mi panza; hablo demasiado, creo que hasta la palabra “demasiado” suena a poco a la hora de medir mi nivel de verborragia; tengo durezas en los talones; llamo por teléfono en momentos inapropiados; soy impulsiva y atropellada; bastante torpe y carente de coordinación; mi frente está llena de arrugas de expresión; los dedos de mis manos son gruesos y poco femeninos; nunca hago las camas; soy pésima estacionando y conduciendo vehículos; digo muchas malas palabras; tengo la cara y la espalda llena de lunares y pecas; no tengo obra social.
Bienvenidos a mi mundo. Al mundo de una mujer sin talentos…