sábado, 17 de diciembre de 2011

Más que aliviar, me asfixia…

Repetidas excusas baratas y sin fundamentos.
Deshabitados sentimientos que esconden desinterés.
Y yo, mujer mendiga, me arrastro suplicando por ellos.
Por pretextos memorizados que suenan convincentes.
Por amortiguar la indiferencia con una palabra vacía...
Pero al final, el ansiado discurso prefabricado, más que aliviar, me asfixia.

16 de diciembre de 2011 – Diario de Maria Pena. Oídos crueles y sordos, no entienden de dolor.

Dedicado a A. y a P.

1 comentario:

  1. La realidad en general no deja entrar al esencial , ese que nos habla en silencio , dentro de nosotros.
    Esa asfixia quizás sea el llamado a entregarnos a esa voz.
    Pero es tan difícil dejar esta mascara que llamamos vida.

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